Se dice que Alejandro Magno quedó prendado de la riqueza interna de Diógenes, un mendigo cuya única posesión era una lámpara. Un día, el conquistador le preguntó por qué llevaba a todas horas encendido el candil. Diógenes le respondió: “busco al hombre auténtico de día y de noche, pero no lo encuentro.”
Alejandro Magno, asombrado por su respuesta, afirmó:
“He notado por primera vez que la riqueza no tiene nada que ver con el dinero.”
Sin embargo, Diógenes, jamás encontró a ese hombre auténtico cuyo concepto de la riqueza estuviera muy por encima del dinero.
Tal vez Diógenes murió, pensando que con el paso de los tiempos el hombre aprendería a ser justo y honesto, que el aumento de su sabiduría daría paso a un nuevo concepto de conocimiento, donde la verdadera riqueza consistiera en la humildad, la integridad, la justicia y sobre todo la honestidad.
Lo lamentable de todo esto es que si Diógenes levantara la cabeza, arrojaría el candil a las fauces del hades y horrorizado contemplaría que el conocimiento del hombre avanza inversamente proporcional a su sabiduría.
Hoy en día se reúnen la patronal y los sindicatos, y firman un bochornoso aumento de un 0,5 % del sagrado salario de un obrero y se quedan igual, es más hasta pueden dormir tranquilos. Unos, porque ven que así seguirán aumentando sus beneficios, amparándose en una crisis que les favorece, y los otros, porque han visto aumentada sus cuentas corrientes por no haber puesto impedimento alguno a tal denigrante aumento.
Se efectúan reformas laborales que harían vomitar de repugnancia a los antiguos negreros y comerciantes de esclavos, donde el trabajador cada día tiene más encima la espada de Damocles del despido y es acosado y amenazado constantemente con lo fácil que resulta echar a un trabajador a la calle. Y a pesar de que esto ha demostrado que no sirve para crear empleo, se siguen trazando estas horrendas y torturantes reformas laborales.
La clase política y social alta, está rodeada de familias, que a lo mafioso dilapidan el dinero de los trabajadores, y sin el menor ápice de compasión despilfarran y aniquilan el poder adquisitivo del ciudadano medio.
Los jueces carentes de valores humanos, aplican las leyes a su antojo, en un país donde la justicia debiera de defender al débil e inocente, este es pisoteado diariamente por injustas sentencias.
Es más, creo que si Alejandro Magno levantara la cabeza, alzaría su espada con la misma rabia que con la que el pueblo atormentado por las atrocidades e injusticias de los poderosos y gobernantes, se acuesta cada noche cargado de impotencia.
Sinceramente, cada día me cuesta comprender hacía donde nos dirigimos. En una era donde el homo-sapiens está dominando los avances científicos y tecnológicos, y no es capaz de encontrar un remedio para el hambre en el mundo. Donde la avaricia de amasar dinero, está llevando a limites apocalípticos a está humanidad.
Mi madre decía: “La avaricia rompe el saco”. Es probable que toda esta avaricia y depravación que estamos sufriendo nos lleve a un holocausto, por qué así no podemos continuar.
Y mientras el espíritu de Diógenes sigue buscando al hombre autentico.
© Joan Tudela 2012
"La más importante obra de arte es sobrevivir". Pero si encima la peste del gobierno corrupto arruina los valores de la democracia, sobrevivir es una entelequia.
ResponderEliminarPermítame que me descubra y le ofrezca mi más sincera admiración por su comentario y capacidad de síntesis. Creo que utilizando las mínimas palabras ha dicho usted mucho y verdad. Como reza el dicho “Se puede decir más alto pero más claro imposible”
ResponderEliminar